domingo, 6 de febrero de 2011

Jhonattan, la familia Vega, el golf y el “espíritu de la Robolución”

Jhonattan, la familia Vega, el golf y el “espíritu de la Robolución”



Para los venezolanos el triunfo de Jhonattan Vega en el “Bob Hope Classic” es un motivo de alegría y celebración como siempre solemos celebrar las grandes victorias de los deportistas nacionales.
Para los profesionales y aficionados venezolanos al golf, es algo más, es un motivo de orgullo, emoción y admiración, pues quienes conocen las dificultades del juego y sus exigencias físicas y mentales, saben lo difícil que es llegar a jugar en el PGA Tour, el equivalente a la Grandes Ligas del golf, y que ganar un torneo en esa liga es todavía más cuesta arriba.

Para llegar a ese nivel, como en el beisbol, el jugador debe demostrar sus habilidades en las ligas menores del golf profesional, el Nationwide Tour, donde Jhonattan tuvo que enfrentar a cientos de competidores que cada año aspiran a uno de los pases de ascenso al PGA Tour.
Jhonattan Vega, el primer venezolano en el PGA, se une en esa liga a seis latinoamericanos: Ángel Cabrera, José Cóceres, Fabián Gómez y Andrés Romero, de Argentina país de una larga tradición en el golf, Carlos Franco de Paraguay y Camilo Villegas de Colombia.

Jhonattan Vega, hijo de un modesto trabajador despedido de PDVSA por la Robolución, se inició en los campos de golf de la empresa en el Oriente del país. Para paliar la ausencia de centros de recreación y esparcimiento, las empresas petroleras transnacionales construyeron en sus campamentos campos de golf para ofrecerle a su personal una posibilidad de sano esparcimiento en medio de la soledad de los llanos y los bosques. Esos campos fueron conservados y bien mantenidos durante décadas, antes y después de la nacionalización de la industria. En esos campos, particularmente en los del Oriente, se formaban y hacían deporte más de 500 niños venezolanos. Uno de esos niños era Jhonattan Vega.

Pero un día, el Iluminado y su carnal, Rafael Ramírez, declararon que “el golf es un deporte contrario al espíritu de la Robolución”. Y sin más, ordenaron y ejecutaron la destrucción de todos esos campos de golf, sin tener en cuenta no solamente el costo de los mismos, sino que además dejaban sin esas instalaciones a cientos de niños que se iniciaban en ese deporte en un programa auspiciado por Miguel Martínez, otro profesional del golf venezolano, surgido como Jhonattan, de esos campos y en un momento dado patrocinado por la PDVSA de Alí Rodríguez Araque.

De allí en adelante, y como una herramienta más para generar odio social, el Iluminado inició una campaña contra el golf, calificándolo de “burgués”, “elitista” y “contrarrevolucionario”.
Posteriormente, ordenó el cierre del campo de golf de Maracay, argumentando que quienes allí practicaban ese deporte eran unos “ricachones” y además “flojos” que ni siquiera caminaban, sino que se desplazaban por el campo en carritos especiales.

Luego vinieron las amenazas de confiscación, que el Iluminado renueva en cada oportunidad, contra el resto de los campos de golf que existen en el país. En la primera oportunidad, el entonces alcalde Juan Barreto, otro resentido con la sociedad y la naturaleza, inició acciones destinadas a expropiar los más antiguos campos de golf de Caracas, el Valle Arriba Golf Club y el Caracas Country Club, que además son un pulmón vegetal para la ciudad. Y por supuesto, el
troglodita García Carneiro, no podía quedarse atrás en la interpretación y satisfacción de las aberraciones de su comandante –presidente, y puso en salsa al Caraballeda Golf Club, ubicado en el Estado Vargas, amenazándolo con su confiscación. Ahora, con ocasión de las recientes lluvias, y para agredir a esa institución, arbitrariamente instaló decenas carpas en el hoyo 8 de ese club y con el apoyo armado de la Guardia Nacional alojó allí a un grupo de damnificados en condiciones infrahumanas.

La única verdad que en relación al golf ha dicho el Iluminado de Sabaneta, es que es "un deporte contrario al espíritu de la Robolución”. En efecto, los principios y la naturaleza del golf son incompatibles con la Robolución, que no es otra cosa que un régimen autocrático y totalitario que vive y se nutre el del culto a la personalidad, del abuso de poder, de la desigualdad entre sus
seguidores y el resto de los venezolanos, del uso desproporcionado de la fuerza, del estímulo del odio y la violencia, del insulto y la procacidad, de la trampa y la zancadilla, de la destrucción de la
nación, del cultivo de la adulación y que tiene como norma permanente de conducta la deshonestidad.

El golf no se juega contra otros, se juega contra la dificultad del campo y contra uno mismo y siempre para superar la última actuación.

El golf produce pues un deseo constante de superación. La Robolución, es decir el Iluminado, intenta castrar el deseo de superación de los venezolanos y pretende igualarnos por debajo, acostumbrarnos a la mediocridad y la miseria.

El golf ayuda a desarrollar, en particular en los más jóvenes, el sentido de la honestidad. En el golf no hay árbitros ni, usando el lenguaje presidencial, “donpayers”, que vigilen el comportamiento de
los jugadores en la cancha y lleven el "score" de ellos. Cada jugador lleva su "score". El CNE, el INES y el BCV, encargados de llevar los “scores” de la nación, hacen trampas cada uno en su campo y los
adulteran para satisfacer al líder de la Robolución, son la institucionalización de la deshonestidad.

En el mundo del golf, quien es descubierto en una trampa, queda marginado de la comunidad de golfistas, que las considera un acto deshonesto y ventajista. Y la deshonestidad y el ventajismo son normas de conducta inquebrantables del Iluminado y la Robolución. El poder judicial sumiso, la Fiscalía, la Contraloría y el TSJ tienen como función principal ocultar las trampas y desafueros del Iluminado y de los boliburgueses protegidos del régimen.

El golf es un deporte que tiene reglas para que todos los jugadores, independientemente de sus destrezas y nivel de juego, participen en igualdad de condiciones. Es el sistema de “hándicaps” o “ventajas”. Se crean así condiciones que superen las diferencias naturales entre unos y otros jugadores, lo que alcanza mediante la proporcionalidad. Espíritu que evidentemente es contrario al de la Robolución, que se sustenta en el odio y en la desproporcionalidad: más votos menos
diputados para los demás, menos votos más diputados para la Robolución.

E l golf es un deporte para personas de todas las edades. Lo que permite que se pueda practicar en familia. Es un deporte que propicia la unidad y la convivencia familiar. La conducta del Iluminado,
encarnación sublime de la Robolución, en materia de familia la conoce bien el país y no es precisamente un ejemplo para los jóvenes ni para la sociedad en general.

Adicionalmente, el golf tiene otra forma para subsanar las diferencias en edad y condiciones físicas de los jugadores. Cada hoyo tiene puntos o “tees” de salida para diferentes niveles físicos o de competencia: para profesionales, para amateurs de alto rendimiento, para aficionados o “macheteros”, para los de tercera edad, para damas y para niños. Es decir es un deporte que hace de la igualdad y la proporcionalidad uno de sus principios básicos, para que los resultados sean justos. La Robolución y el Iluminado abusan del poder, de los recursos y de las armas del Estado para obtener ventajas indebidas, reprimir, atropellar los derechos ciudadanos, crear de desigualdades y estimular el odio y la frustración colectiva.

Y finalmente, es un deporte se fundamenta en el respeto a cada competidor. Los buenos modales y una conducta civilizada constituyen normas inquebrantables del juego. En otras palabras, es un deporte de “buenos ciudadanos”, con lo que se quiere decir de ciudadanos que, por encima de todo, respetan al prójimo y pueden convivir en armonía con sus semejantes. Nada más alejado de la conducta del Iluminado y de la violencia de la Robolución, que así como el adicto no puede renunciar a las drogas por su enfermedad, ellos por sus complejos y aberraciones sociales, no pueden renunciar al lenguaje procaz y al insulto contra quienes no comparten sus ideas y acciones.

En efecto, el golf es contrario al “espíritu de la Robolución”, afortunadamente para los golfistas y para el golf. Pero resulta que como los logros del Iluminado y su Robolución son inexistentes, y
siempre oportunista y tramposo, no pierde oportunidad de “ganar indulgencias con escapulario ajeno”. Y ante la victoria de Jhonattan Vega, como ha hecho con la de otros deportistas, ha tratado de identificarse con el contento de los venezolanos y hacerla aparecer como suya y del régimen. Con el mayor de los descaros ha dicho que no es cierto que el sea enemigo del golf, ni de ningún deporte. Una actitud oportunista, ventajista y deshonesta, que contradice todas sus afirmaciones y todas sus acciones, entre ellas la destrucción por órdenes suyas de todas las canchas de golf de los campos petroleros, de donde surgió este joven y exitoso deportista, hijo de uno de los
22.000 trabajadores despedidos de PDVSA con su famoso y humillante pitico.

El triunfo de Jhonattan Vega, representa algo más que una victoria deportiva individual. Representa el triunfo de las familias venezolanas que trabajan y se esfuerzan para darles a sus hijos educación para un futuro mejor. Jhonattan Vega no es solamente un deportista, es un profesional graduado en la Universidad de Texas adonde, al igual que sus hermanos, llegó gracias al esfuerzo de sus padres. Su padre fue botado de PDVSA por la Robolución, pero no se sumergió en un valle de lágrimas ni salió a buscar dádivas de alguna “misión”, sino que con su esfuerzo sacó adelante a sus hijos.

No fue la Misión Rivas ni Che Guevara ni ninguna otra de esas limosnas del oficialismo para comprar la sumisión de los más necesitados, la que le abrió las puertas del futuro a Jhonattan y a sus hermanos, sino la “Misión Familia Vega”, con trabajo, constancia, educación y una indeclinable voluntad de superación. Sirva la familia Vega de ejemplo para demostrar que en Venezuela siempre ha existido la posibilidad de superación y ascenso económico y social mediante el
esfuerzo familiar, la disciplina y el estudio.

Pero para el Iluminado, en lo más profundo de su espíritu enfermo, Jhonattan nunca será un ejemplo de superación y de logros. Sus complejos y resentimientos lo hacen enemigo del éxito y de quienes, como Jhonattan, han hecho realidad sus sueños con esfuerzo y dedicación.



Joaquín F. Chaffardet