Luego de meter la pata, entendí que estaba equivocado en el direccionamiento de mi discurso político de las últimas semanas. En efecto, tanto en público como en privado, he dedicado cerca del 60% de mi tiempo al debate relativo a los métodos de selección de candidatos a la Asamblea Nacional Recientemente almorcé con un amigo que tenía años sin ver. El pana es abogado y tiene 25 años, lamentablemente engrosa la lista de desocupados del país porque no ha conseguido trabajo en su profesión. Mientras nos poníamos en autos, le conté que estaba dedicado a "conseguir el método adecuado para escoger los candidatos a la AN" y dediqué unos minutos a exponer mi visión sobre el tema. Su respuesta fue simple: "ustedes los políticos si pierden tiempo en pistoladas".
Yo sé bien que la unidad no es una pistolada, pero la respuesta de mi amigo me hizo entender, que para un chamo sin trabajo, de 25 años, el discurso de la unidad es totalmente ajeno e insuficiente. Al final, su problema es otro, su vida está dedicada a otra cosa y en el método no hay ni una sola propuesta que solucione el fondo. Es decir, como discurso político, la unidad, no inspira sino a los convencidísimos.
Si esto es así, unidos o no, no ganaremos. La mayoría se construye proponiendo soluciones a los problemas de la mayoría y estos están ubicados en el mundo de lo social y, en segundo lugar, de las libertades públicas. Estos son los problemas reales y no los que nuestros egos construyen.
Sorprende que, muchos políticos y medios de comunicación, caigamos en este error reiterativo. Los primeros, pensando que los intereses del país político son iguales a los del gran país y los segundos, pensando en ratings y números. La noticia política siempre vende más en la clase media, quienes son los mayores consumidores de los medios de oposición.
Muchos vivimos en el gueto, el gueto tiene tiendas, casas y hasta alcaldes, pero es un gueto al fin. Derribemos nuestro muro de Berlín.
martes, 17 de noviembre de 2009
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